Enclavada en el este de Polonia, Lublin es una ciudad donde el pasado y el presente se mezclan a la perfección. Al ser una de las ciudades más antiguas de Polonia -su historia se remonta a antes del siglo XII-, ofrece un rico tapiz de exploraciones históricas y culturales. A continuación hemos seleccionado para ti las mejores cosas que hacer o ver en Lublin.
Castillo de Lublin
El castillo de Lublin no es sólo una de las sedes reales más antiguas de Polonia, sino también un depósito de la historia regional. Fundado en el siglo XII por el Gran Duque Casimiro II el Justo, el castillo ha sido testigo de los flujos y reflujos de la historia polaca. Hoy alberga un museo con una amplia colección de arte y objetos históricos, que permite a los visitantes viajar por la historia real y cultural de Polonia.
Puerta de Cracovia
La Puerta de Cracovia (Brama Krakowska) de Lublin es un símbolo monumental e histórico del pasado de la ciudad. Esta puerta de estilo gótico, que data del siglo XIV, formaba parte del sistema de fortificación de la ciudad, construido originalmente para proteger Lublin de posibles invasores. A lo largo de los siglos, ha sufrido varias renovaciones, entre las que destaca la adquisición de un ático renacentista añadido en el siglo XVI, que refleja la evolución arquitectónica de la región. La Puerta de Cracovia no sólo es significativa por su belleza arquitectónica, sino también por su importancia histórica. Ha sido testigo de muchos de los acontecimientos fundamentales de la ciudad y se ha convertido en un apreciado punto de referencia, que a menudo sirve de punto de encuentro para los residentes y de atracción obligada para los visitantes. Su ubicación al final de la Ruta Real, que conectaba Lublin con Cracovia, subraya su papel histórico de enlace entre las principales ciudades polacas. Hoy sigue cautivando con su grandeza y es un testimonio del rico patrimonio cultural e histórico de Lublin.
Casco antiguo de Lublin
Rodeado de robustos muros de piedra, el Casco Antiguo es un lugar pintoresco y pintoresco donde la historia respira a través de las calles adoquinadas. Los cimientos medievales de la plaza Po Farze, incluidos los restos de una iglesia, narran historias de la época pasada de Lublin. Sus estructuras bien conservadas, sus encantadoras plazas y sus animados restaurantes crean una atmósfera deliciosa para explorarla sin prisas.
Ayuntamiento de la Ciudad Vieja (Tribunal de la Corona)
En medio de la Plaza de la Ciudad Vieja se alza el edificio del Tribunal de la Corona. El edificio original del ayuntamiento, de forma gótica, se construyó en el siglo XIV y era de madera. Tenía dos torres y una escalera exterior, y ocupaba una superficie menor que el edificio actual. Tras el incendio de Lublin en 1389, sólo quedaron ruinas. El siguiente edificio era de estilo gótico y estaba hecho de ladrillo. En la primera mitad del siglo XVI se le dio un aspecto renacentista: el edificio se remató con un ático y se añadió una escalera exterior que conducía al primer piso. Tras el incendio de Lublin en 1575, tuvo lugar otra reconstrucción del ayuntamiento. El edificio, reconstruido en estilo renacentista, debía parecerse a los ayuntamientos de Sandomierz y Tarnow.
A partir de 1578, por decisión del rey Stefan Batory, el edificio sirvió de Tribunal de la Corona. Nobles de toda la Pequeña Polonia acudían a Lublin para dirimir disputas. El soborno de los jueces y los veredictos injustos determinaron la disolución de esta institución. En la década de 1680 tuvo lugar otra reconstrucción del Tribunal, esta vez barroca. Se añadió un segundo piso y se reconstruyó la torre. Su aspecto barroco queda patente en el cuadro Incendio de la ciudad de Lublin, situado en la Iglesia de los Dominicos. El edificio no permaneció así mucho tiempo, ya que en los años 1781-1787 fue rediseñado de nuevo. Se le dio entonces un carácter clasicista, que en cierto modo monumentalizó el edificio. Se amplió el edificio, casi duplicando su tamaño, y también se terminó el segundo piso para los tribunales de tierras.
Catedral de Lublin
La Iglesia de los Santos Juan Bautista y Juan Evangelista se construyó en 1586-1604. La iglesia fue diseñada por uno de los monjes, Juan María Bernardoni, que la modeló en parte a partir de la sede romana de los jesuitas, el templo de Il Gesu. En el siglo XVIII, Joseph Meyer decoró el interior del templo con hermosas pinturas que representaban escenas de las Sagradas Escrituras. El templo jesuita se convirtió en catedral en 1805, tras la creación de la diócesis de Lublin. Tras la destrucción causada por la Segunda Guerra Mundial, la catedral fue reconstruida y en esta forma podemos admirarla hasta nuestros días.
Merece la pena entrar para contemplar de cerca las policromías ilusionistas y el magnífico mobiliario de la iglesia. En el presbiterio hay un retablo del siglo XVII de peral libanés negro, ahora en su color ébano original, y hay esculturas doradas de santos. También cuelgan en el presbiterio dos pinturas barrocas, La Última Cena y El festín de Herodes. En las capillas laterales, además de los frescos, podemos ver estatuas de santos, entre ellos Ignacio de Loyola, y pinturas.
En el altar lateral de la nave izquierda cuelga una imagen de Nuestra Señora del Llanto. El 3 de julio de 1949, la imagen lloró lágrimas ensangrentadas, que fueron recogidas y depositadas en una de las piedras de la corona de María.
Museo Estatal de Majdanek:
El Museo Estatal de Majdanek, antaño lugar de horror durante la Segunda Guerra Mundial como campo de concentración, se erige ahora como solemne recordatorio del pasado. El museo ofrece una conmovedora reflexión sobre las atrocidades de la guerra, con el objetivo de educar a los visitantes sobre las verdades históricas de aquella época.